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domingo, 28 de octubre de 2012

Adieu Octubre!



No me fallaste, no te guardaste ninguna sorpresa debajo de la manga, las tuve todas

La última de ellas casi arañando tu última semana

-Y si te equivocas?
Y si hay más días todavía?

Todo es cuestión de azar de ahora en adelante

"D" Corazón Gracias por todas tus lunas

Siempre, Infinitas.

lunes, 6 de febrero de 2012

Es lo que hay

La Incongruencia últimamente es tan jodidamente común, que ya no tarda en ser el Status Quo de moda entre las frentes estrechas con faldas cortas

Tan poco rato dura ya la vida eterna, que el viaje se termina siendo uno todavía un mortal.

viernes, 13 de enero de 2012

Quattro Lunas

Si algo me ilusiona, quizá mucho más que el hacerme de un imperio de pixeles y mapas de bits, es tener a buena edad un lugar en el que la gente se reúna y se deje sorprender, que desde la entrada los olores les seduzcan el paladar mucho antes siquiera de saber qué hay para ordenar; Un lugar con muros de ladrillo rojizo y pisos de barro cocido, con mesas de madera que muestren sus vetas y un horno de piedra que sea lo que el faro es para los marineros que llegan al puerto después de sortear feroces tormentas y estar muchas lunas fuera de casa

Tenía quizá unos cinco años la primera vez que recuerdo haber puesto atención al sonido de aquellas ollas burbujeantes que elevaban sus vapores a contraluz de ese enorme ventanal que tenía mi abuela en su cocina, me pareció fascinante verla moverse con esa temeraria fluidez entre fuegos altos, aguas y aceites hirvientes, veía como sus manos tomaban puños exactos de ingredientes y los vertía con destreza dentro de cazuelas y sartenes de distintos tamaños, como si se tratara de un mago que preparaba pócimas mientras sorteaba el calor de cada hornilla en una estufa que no le sobraba ni un espacio vacío

Para mí, siempre ha habido una similitud inexorable entre diseñar y cocinar, lo primero y lo segundo han sido talentos naturales que me han acompañado, conocimientos que he ido adquiriendo de la manera más empírica y curiosa posible, siempre con el impulso irremediable de querer hacer una versión propia de lo que veo y pruebo en otros lados; Para ambas se ocupa esa cierta sensibilidad e instinto para saber qué estaría de más y qué faltaría agregarle, ambas tienen esa paleta de colores tan vívidos, esa entretenida labor de pensar detenidamente qué elementos ocupará para tener al final el mejor de los resultados

Alguna vez haz partido una rama de canela a media madrugada? El olor es más intenso que si la abres en cualquier otra hora del día, o sentido esa tenue vibración que va desde la hoja larga y filosa de un cuchillo hasta la palma de tu mano al deslizarse a través de un ajo, tan rápido y preciso que el corte es tan delgado que casi deja pasar la luz?, Alguna vez has escuchado de cerca el crujir de la corteza de una hogaza de pan?; Todo se mueve en cámara lenta, que es posible sentirse uno mismo parte de un utensilio, el fuego no cala tanto en las manos y la cabeza se va de viaje mientras todo se va incorporando poco a poco, evolucionando en nuevas texturas y olores, coqueteando de cerca y de lejos con fuegos altos o bajos

Solía tener una comensal a quien me fascinaba sorprender cada que había oportunidad, me encantaba verle en sus ojos color avellana esa misma curiosidad y sorpresa que tenían los míos cuando veía a mi abuela prepararme algo; Confieso que rara vez es a mi mismo a quien atiendo, hay algo en el servir a alguien más que vale la pena toda la experiencia y trabajo que conlleva el preparar una ofrenda que se le hace solo a alguien muy especial, es ofrecerle un agradecimiento y darle al mismo tiempo una parte del alma, me hubiera encantado haberla sorprendido muchas veces más, enseñarle tantas cosas que ya sé y también las que todavía aún no aprendo

Marinados, pestos, reducciones, ahumados, caramelizados, fondos…son de esas cosas que sé sin entender todavía bien a bien por qué es que ya las sé…mis tantas vidas y maestros quizás; Alguna vez -espero no sea en muchos años-, estarán todos los que alguna vez estuvieron, entrarán a ese lugar con muros de ladrillo rojizo, caminarán sobre ese piso de barro cocido y se sentarán a la mesa, y será hasta entonces cuando el plato finalmente llegue hasta ellos, que sabrán que así como alguna vez soñé con ver las murallas de una ciudad pintadas por mis propias manos, tendrán en frente esa última parte faltante de aquella mueca de luna menguante que tanto estuve buscando; De entre todos los que alguna vez lleguen a volver, solo alguien sabrá al ver ese gran horno de piedra, que aquella es la puerta de entrada a una casa que siempre ha estado abierta.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Gaonera

Cuando la decepción es tan grande y profunda, el concepto de la esencia como tal, pierde la congruencia y propósito de existencia de manera irremediable y probablemente absoluta, incluso para el más ferviente de los creyentes de ella misma

Es posible sentir el momento preciso en que algo de uno mismo deja de existir para cederle el lugar en definitiva a cosas menos engorrosas y funcionales, vamos...más reales y tangibles; ahora entiendo bien por qué es imposible regresar con las piezas completas después de cruzar un desierto, gran parte de un todo se pierde bajo la arena mientras los pies descalzos se arrastran trazando a su paso los mismos zurcos de ida y de vuelta

De cierto sé, que a aquel a quien más le cuesta un final, es a quien más le importaba un principio; Y aún podría escribir un libro con tantas y tantas páginas todavía, que para alguien ajeno a la trama sería quizá una obra sublime, todas las nueve vidas envueltas cuidadósamente en letras, pero para quien en verdad quisiera, seguirían siendo el mismo montón de hojas empastadas, un cuento alguna vez de hadas ya leído y dejado al olvido en algún estante del pasado; nunca fui el prototipo correcto de escritor y literato, ni el mejor de los fotógrafos en todo caso, yo solo sé volar, y eso en estos días tan crédulos de cualquier farsa, ya es algo tan poco sorprendente

La ingenuidad es un mal que no quisiera tener que volver a padecer ni por contagio, el contar de los días termina por volverse tan tediosamente innecesario y obsoleto, y la memoria no da ya para más, termina hastiada de intentar seguir recordando incluso lo que era uno mismo desde un principio

Nunca antes tuve el corazón tan roto, y a pesar de ser todo un maestro artesano arreglando los de tantos otros, se me olvidó aprender qué hacer en caso de tener que reparar el propio, quizá haré de el un vitral como el que hubiera querido para aquel ventanal grande, o termine por barrerlo bajo la cama y que sean las hormigas quienes se repartan el parco botín restante; Sin embargo agradezco la oportunidad de haberlo podido mostrar entero, hubo testigos, pocos probablemente, en mi caso seguramente solo los necesarios

A propios y extraños, lamento haber dado alguna vez la errónea impresión de pretender ser de piedra, que nada a mi me atravieza o se queda, lo cierto es que duele tanto o más como el despedirse de éstas últimas escamas que quedan colgando, de un algo que no habré de ocupar más de ahora en adelante

A aquellos quienes les haya tocado un poco o un mucho de mi persona, a quienes estuvieron e incluso también a aquellos que se alejaron, alguna vez si se da la oportunidad, con algún café de por medio y una plática casual, pudieran ayudarme a recordar un poco del cómo era en aquellos años

Alguna vez leí durante muchos días…”Con la libertad del tiempo todos somos Nuestros”, espero mejor que con la libertad del tiempo todo dejará de importar, como suele ser el mejor de los consejos que últimamente promueven las personas alrededor, a final de cuentas quizá es muy cierto aquello de que todos seremos siempre individuos, antes, durante y después…Irremediablemente.

martes, 29 de noviembre de 2011

Monolitos

Con el agua estancada sin corriente alguna, de los gigantes de arena y piedra ya solo queda en pie un cuarto del total de sus figuras

Se les posan cada vez menos palomas mensajeras y las sombras que a contra luz proyectan sobre la acera ya no alcanzan entre ambas a acompletar las horas del día

Están a solo un par de días continuos de lluvia de fundirse con los adoquines de la plaza, así solo los que alguna vez estuvieron ahí sabrán quienes eran, cómo se llamaban

Mañana el cielo promete más nubes de las que ya acostumbra, si es que el sol no se atreve a salir todavía