Qué se podría exigir de vuelta con tanta indignación? Un
puñado de días aglutinados en semanas, meses y años?
El tiempo no le pertenece a nadie ni siquiera por derecho de
antigüedad, el tiempo pasa por las manos de quienes están en carne y hueso en
ese preciso presente ineludible
Sin embargo los momentos -todos y cada uno de ellos- no son
negociables, siempre irremplazables, intocables, solamente por eso la
indignación por despojo pudiera ser justificada
Todos habremos de guardar celosamente bajo llave más de
algún recuerdo en la alacena, para comer de ellos cuando la mesa del desayuno se
encuentre desnuda
En poco ayudan a quitarle por completo el hambre al resto
del día, aunque digan que la luna es de queso, muchas noches está tan lejos del
suelo para darle una mordida
Al final de cada cuento habrá un Ipiranga atado a los
bolardos en el puerto, ni espacio en la balsa de Caronte
No habrá viajes a Comala para comprender “Que al lugar donde has sido feliz no debieras
tratar de volver.”
Quien quiera irse o quedarse debe de saber que la puerta es
la misma para entrar y salir, tan amplia y a la vista como la sonrisa que tengo
al cerrarse y al abrir
Podría prescindir de todo el alfabeto, exceptuando la sexta y treceava, sobre todo nunca de ella, la treceava, por aquello de la buena suerte y por saber que sin ella no sería posible la sexta
Podría prescindir de todo el alfabeto, exceptuando la sexta y treceava, sobre todo nunca de ella, la treceava, por aquello de la buena suerte y por saber que sin ella no sería posible la sexta
Hasta ahora no he encontrado nada que un tinto no ayude a
resolver, o por lo menos a eludir
De esto saben solo los que deben, como el tonto intento de
la tinta de un tintero que no deja de escurrir.
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