jueves, 17 de mayo de 2012

Disidente


Qué se podría exigir de vuelta con tanta indignación? Un puñado de días aglutinados en semanas, meses y años?

El tiempo no le pertenece a nadie ni siquiera por derecho de antigüedad, el tiempo pasa por las manos de quienes están en carne y hueso en ese preciso presente ineludible

Sin embargo los momentos -todos y cada uno de ellos- no son negociables, siempre irremplazables, intocables, solamente por eso la indignación por despojo pudiera ser justificada

Todos habremos de guardar celosamente bajo llave más de algún recuerdo en la alacena, para comer de ellos cuando la mesa del desayuno se encuentre desnuda

En poco ayudan a quitarle por completo el hambre al resto del día, aunque digan que la luna es de queso, muchas noches está tan lejos del suelo para darle una mordida

Al final de cada cuento habrá un Ipiranga atado a los bolardos en el puerto, ni espacio en la balsa de Caronte

No habrá viajes a Comala para comprender “Que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver.”

Quien quiera irse o quedarse debe de saber que la puerta es la misma para entrar y salir, tan amplia y a la vista como la sonrisa que tengo al cerrarse y al abrir

Podría prescindir de todo el alfabeto, exceptuando la sexta y treceava, sobre todo nunca de ella, la treceava, por aquello de la buena suerte y por saber que sin ella no sería posible la sexta

Hasta ahora no he encontrado nada que un tinto no ayude a resolver, o por lo menos a eludir
De esto saben solo los que deben, como el tonto intento de la tinta de un tintero que no deja de escurrir.

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