martes, 12 de junio de 2012

Las Horas Ahora


Lunes, siete con veinti tantas de la mañana y a menos de diez minutos de salir a correr, un hábito del que me he hecho más a la fuerza que por vanidad

Carrera de obstáculos, esquivando desde a la señora que barre su acera desde muy temprano, a los niños que se apuran por entrar a la escuela y hasta al voceador que comienza su jornada, una hora y cuarto dando vueltas luchando con mis ganas de parar, sigo adelante, por lo menos hasta donde aguante la botella de agua

De vuelta a la casa, con los pies y los pulmones casi a rastras, me preparo un baño ni tan frío ni caliente, el escenario idóneo para un breve concierto de regadera, desentono “Paradise City”, “Plug in baby” y hasta “Ball and chain” sin ninguna pena, la espuma del jabón no es tan exigente, siempre pide otra canción con todo y ovación de burbujas

Hoy toca revisión de correos, llamadas, reunión a media tarde, mensajes  y entregas de propuestas, el trajín de un lado al otro, las horas justas casi asfixiantes; Ese “Rush” por llegar a tiempo a todos lados, mis vectores, los colores, la USB a punto de reventar llena de archivos terminados y otros tantos por entregar

El día tiene ese aroma a campo de batalla, a victoria y a derrota por igual, amo lo que hago, aunque algunas veces lidie con las necedades de los clientes, con los atrasos de los pagos, con las fechas límites; El hecho de comenzar a deslizar el puntero en la pantalla, un lápiz sobre alguna servilleta u otro lienzo improvisado me libera y exploto en technicolor
 
A pesar del aparente cáos, de los días atareados, se vive todavía en paralelo distante, las horas transcurren sin tocarse, sin siquiera rosarse, un Hola engancha por un breve momento al hombro que habrá de soltarse justo antes de acercarse demasiado, mientras tanto el Adiós se encargará de acomodar a cada quién en donde se supone debe seguir caminando, se supone pienso yo, pues si de querer se tratase, cruzaría la acera sin voltear a ambos lados

Tres cuarenta de la madrugada, un pocillo sobre la estufa caliente suficiente agua para una par de tazas de café, éstas son mis horas más despiertas, dormir me recuerda a todo aquello que me hace no querer acercarme a la cama; En unas horas más habrá que estar de pie para seguir peleando, siempre se pelea, aún sin saber si habrán victorias cuando se oculte el sol de nueva cuenta.

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