Bastaba solo un suspiro, un pequeño movimiento, un beso
tibio y largo, ó uno corto y sencillo justo antes de dormir, una inocente tira
de sus bragas asomándose tímidamente fuera de la presilla del pantalón, bastaba
a veces menos que eso para hacerme perder la cabeza y ponerle un disfraz de
presa de manera inmediata
Y era así, tan instintivo, desequilibrante, tan impulsivo, era
el pelear por querer vencer y dejarse ganar al mismo tiempo
Sus pechos se alertaban al sentir apenas cerca el paso de
mis dientes, poniéndose en guardia lentamente al suave rose del borde de mis
dedos
Podía ver su palpitar acelerarse a través de las venas de su
cuello, cada vez un poco más al ir cediendo un poco de terreno, su sangre
galopaba violentamente intentando llegar a cada espacio, entintando en
escarlata sus labios casi de inmediato
Mi boca curiosa bebía de ella hasta que mi sed se calmaba
casi por completo, despacio, sin prisa, aún así conteniendo el impulso de
querer arrancarle con los dientes la piel del hueso por completo
Tan dulce ella, sabor vainilla, avellanas los ojos dilatados
que me observaban desde arriba cómo la comía poro a poro, mientras unía los
puntos esparcidos en su piel apiñonada
Tantas veces pinté de seda sus caderas, su espalda, sus
mejillas, pequeñas nubes púrpuras poblaban el costado de sus piernas a la
mañana siguiente
Su sangre al Tequila hervía al momento, de tal manera que
era imposible negarle nada, era un delirio verla de espaldas, arqueando su
espina como lo hacen los gatos justo antes de atacar, verla lazarme a la distancia
con esa perversa mirada asesina a media oscuridad mientras su sombra retrataba
contorsiones en los muros
Recuerdo su sonrisa retorcida, su mirada vagando en el interior de sus párpados, la manera
en que su piel se aterciopelaba mientras el aire luchaba por llenarle los
pulmones, se iba lentamente, escuchaba a lo lejos las
palabras, sin embargo balbuceaba algunas sin siquiera darse cuenta de lo que
hablaba, una, dos, varias veces mientras iba muriendo muy despacio
Así era, así fuimos, así recuerdo las noches, las tarde de regadera, las escaleras en un bar repleto de personas, mis lunas con ella
Ahora somos quizás un par de extraños con recuerdos en común.
Ahora somos quizás un par de extraños con recuerdos en común.
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