Julio calculaba que en tan solo tres minutos era posible exorcizar
cualquier remanente encarnado entre el músculo y los huesos a través de la
nariz y los ojos, conteniéndolo todo en un pañuelo desechable que habría de
terminar firmemente apretando y lanzado con desgana directamente hacia un cesto
de basura, sin ningún otro
fin más que el de abultar el contenido que se encuentre ya dentro del mismo
Honestamente tres minutos me parecen insuficientes, una
burla probablemente, pues qué tanto del todo se puede resumir en tan poco tiempo y espacio?; Si
solo habrá de ocuparse ciento ochenta segundos y un trozo de papel en blanco, sería mejor abstenerse y guardar
los pañuelos para alguna otra ocasión que lo ameriten, como limpiar un cristal
empañado, o secarse el sudor de la frente después de un largo día de trabajo
Si tan solo bastasen tres minutos y un pañuelo para con ello
deshacerse de todo lo que se ha estado guardando, bien podría quizás un suspiro o un
corto bostezo hacerse cargo de dejar escapar de entre los dientes todo aquello –ya
sea mucho o poco- que quede pendiente, sin hacer tanto escándalo, sin mocos ni
llanto
Me pregunto si Julio alguna vez intentó seguir sus propias instrucciones; Hay cosas que simplemente no entienden de patrones ni se atienen a tiempos sugeridos.
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