domingo, 24 de junio de 2012

Octava



Temprano por la mañana se me ha caido de la boca la penúltima palabra, aquel par de escalones que faltaban hasta el piso, ni bien le había terminado de confesar a él apenas hace un par de tragos, que si alguna imagen había sobrevivido más que otras al trajín de la mudanza que conlleva cualquier destierro

Era aquella de pequeños pies descalzos corriendo en la grama del jardín un sábado o domingo, mientras ellas a lo lejos se quejaban de nosotros, en cuanto a ambos dos, no hacíamos más que hablar de lo mucho que las amábamos a ellas y a aquellos pies descalzos que corrían alrededor de todos nosotros en un sábado o domingo

Hay días en que aquel nuevo cuadro que has colgado sobre el muro parece despintarse un poco, se llena de polvo o si acaso aparenta ladearse peligrosamente amenazando con estrellarse contra el piso, y hay otros tantos como el de ayer, en los que desde esta distancia puede verse rozagante, inamovible, indeleble, pintado al óleo

Nueve menos ocho, así como vidas van quedando menos letras con el mismo remitente, de entre ellas una escrita el día siguiente después del último desayuno, de entre todas la que más temo alguna vez vea la luz de sol o de la luna, pues la he guardado para abrir con ella de un golpe y a la fuerza de par en par las puertas que hasta ahora han contenido el embate de todos y cada uno de mis peregrinos que han pretendido alguna vez quedarse

No debí decir más de la cuenta ni un par de tragos antes o después, hay cosas que no se ocupan saber, como el que la extraño, o que aún guardo por si acaso la llave de una casa que cada vez parece no estar más en el mismo domicilio.

-"Voy a navegar
al puerto del alma
cruzando el mar
hasta que llegaré"

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