viernes, 2 de diciembre de 2011

Uno de Tres Deseos

Y sin embargo aún después de tanto probarnos y sabernos eternos, últimamente tenemos esta mala y ajena costumbre de herirnos de muerte sin bien matarnos

Cuándo será que dejemos de contarnos el plumaje que aún nos queda, si desde un principio supimos cómo volar sin ocupar siquiera despegar los pies del suelo

Habrá que dejar de caminar con las maletas en la mano, no sopesar los tiempos buenos con los malos, brindarnos alguna de estas noches un bolero lento en los tejados

El día que se dejen de lado los acongojados tonos fúnebres de velorios involuntarios, habremos de recordar en qué cajón dejamos olvidadas las llaves del cielo

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