I
Las palabras siguen huyendo de mi boca como si aún pensaran que hay a dónde ir, Por las prisas irremediablemente se tropiezan con sus fustes justo en la orilla de los dientes, cayendo violentamente hasta el suelo, marcando en su decenso parábolas incandecendentes, así como las trazan las bengalas que disparan los valientes que pretenden salvar del naufragio a sus barcas en las noches de borrasca
II
Y si esta vez me suelto?...Quizá mis pies desde siempre han estado tocando el suelo y son mis manos las únicas que no se han dado cuenta aún; Dolerá hacerlo?...Aflojar un dedo, dos, tres y así hasta no tener nada en las manos, tan solo el aire que pasa entre los dedos sin quedarse
III
Mi lengua sabe a plomo, he respirado el fuego más de una vez, el humo marcó a lo lejos el lugar del siniestro y todos sin pensarlo corrieron lejos de ahí, ésta desesperación de nunca bien saber si es que voy o vengo, si ya llegué o si es que ni siquiera estuve ahí
IV
Hace tiempo no encuentro las llaves del vientre al que le llamo Casa cuando bebo demasiado Déjà vu antes de dormir, la última vez le rompí un cristal en mi necedad por entrar y querer quedarme, a cambio me rompí un un par de dientes y casi el costillar completo; Se me olvida de repente que ya no es Casa, que se llama solo vientre y que yo no tengo llaves, que desde hace tiempo se venció el arrendamiento, que ya no vivo ahí
miércoles, 23 de noviembre de 2011
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