viernes, 11 de noviembre de 2011

Cardiopatías Itinerantes

Dímelo en la calle, sin precaución de voltear a tantos lados,
Grítalo hasta mi acera, que se enteren los transeúntes,
Habla de ello como si no importara que te oyeran,
Sin cobardía, sin soberbia, sin arrogancia perecedera

Detrás de tu puerta no me sirve,
Detrás de tus párpados te agazapas cuando duermes,
Los susurros no atraviesan paredes ni auyentan a los extraños
Y a estas horas tan ajenas ya hay tantos bandidos esperando

Dímelo en voz alta o calla de una buena vez,
deja que me vuelva a dormir y descuelga mi abrigo de tu ropero

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