lunes, 24 de octubre de 2011

Sin Formato

He desarrollado últimamente una muy peculiar aversión hacia aquellos que escriben palabras tan falsamente adornadas y demasiado maquilladas, como si se trataran de prostitutas baratas que prometen una caricia a cambio de alguna propina; en lo personal no me considero un Literato, Quijote o Don Juan, es solo que a veces es tan fácil distinguir desde la distancia cuando el fuste de las letras tienen más forma de anzuelos que solo de palabras; Me incomoda la impertinencia de aquellos que adornan las letras y las acomodan en prosa, poema o soneto con tal de embelesar por momentos a quien las lea, como hacen las sirenas con los marineros, aclaro que no tengo nada en contra del escritor que solo intenta comunicar una idea, un pensamiento, o tan solo quizá hasta intentar describir un dolor o alegría en particular, pero cómo aborrezco a aquellos que usan las letras de carnada aunque sea irremediable la cotidiana ingenuidad de quien la muerda, detesto sus máscaras que suelen caerse irremediablemente cuando la pluma no tiene más tinta, cuando la realidad no alcanza a caber en papel o cuando la lengua simplemente se entumece al secarse de palabras corteses y cortejantes

Escribo porque quiero, para mí y nunca para nadie, y al igual también me lee quien quiere y si algo de ello le interesa, simple y sencillamente solo traslado a papel los diálogos que tengo conmigo mismo, y si es que acaso éstas letras se llegaran a encontrar de frente con sus respectivos destinatarios, es y será meramente una cuestión de coincidencia, más no de dedicatoria, reverencia o añoranza siquiera; No hago alarde de una sofisticada lírica ni de una impecable ortografía, ni siquiera me devano el seso intentando hacer rimar palabras complejas con tal de sonar interesante o me preocupo de que el texto en cuestión tenga coherencia y buena redacción; Ultimadamente escribo lo que a mis dedos les da la gana dependiendo del humor en el que se encuentren, y ni siquiera me interesa el disfraz aquel de intelectual sentado en algún café de esquina con la pierna cruzada y con el libro de lomo más prominente sostenido con dificultad entre sus débiles manos y haciendo malabares al mismo tiempo con un cigarro, con los lentes de armazón delgado estratégicamente “caídos” a media nariz y una taza humeante a un lado, aunque he de reconocerles a quienes lo usan, que el disfraz en cuestión acostumbra atraer a niñas de frentes tan cortas como lo suelen ser sus faldas

Un escrito no asegura de manera infalible una compañía en la cama, o quizás sí, solo la compañía pero no la permanencia en ella, el hechizo de un escrito solo dura hasta el momento en que se le deja de leer, y no quisiera imaginar la incesante preocupación que deben padecer aquellos que se dedican a cazar usando adjetivos por municiones, el tener que afilar constantemente sus letras con tal de apuntalar a quien a su lado se encuentra

Yo mismo no podría caer en la hipocresía de negar que he vestido de traje y corbata más de alguna vez a mis propios dedos al escribir, salvo que ha sido -sin intentar pecar de soberbia- sin ningún otro afán o estrategia alguna, pero creo que se es más fiel y honesto con uno mismo el dejar la pluma a un lado y decir de frente y con la mirada fija y sin titubear “qué hermoso culo se te ve cuando me das la espalda” en lugar de solo escribir “me extasían las vertiginosas líneas que emergen de tu espalda y mueren donde comienzan tus piernas al horizonte”, sin que ello demerite la esencia misma de lo que se intenta decir; No lo sé quizá ciertamente terminé hastiado de tantas cosas, entre ellas el intentar darle mil y un formas a lo que en medio de mis costillas solía salir de madrugada a hacer tal escándalo que lograban quitarme el poco sueño que suelo tener de por sí, ahora solo escribo y ya, a veces con puntos suspensivos al final otras tantas sin preocuparme por la puntuación siquiera; Quizá entre algo de ello puedan surgir cosas que involuntariamente podrían encajar en cualquier género en particular sin ser la intención, y tampoco sin deslindarme de la responsabilidad al hacerlo, como dijera Sabina..”Ésta boca es mía” así pues también lo son mis letras

En lo personal amo la lectura quizá a la par de lo que amo la música, en todas sus formas y géneros, soy entusiasta de la escritura por consecuencia y quizá hasta por terapia ocupacional más que por dedicación, pero creo que existe una gran diferencia entre el expresarse y el fabricar deliberadamente ganzúas disfrazadas de pavo real

Y sin embargo sigo escribiendo, aunque ciertamente va quedando poco a poco menos sobre qué hacerlo por el momento.

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