martes, 10 de noviembre de 2009

8:15 a.m.

Lanzo de nueva cuenta mi puño rabioso y desafiante contra el muro, nada..ni una sola grieta, nada parece derrumbar los bloques que se apilan por montones cada vez que me enfrento contra ellos en las primeras horas de la mañana aún sin haber despertado por completo

Me invade desde los nudillos hasta la espina dorsal el espasmo de esa aguda sensación, como agudo es el sonido del reloj despertador que me avisa que no hay más tiempo para arrumacos con las sábanas vacías, que será mejor dejar la cama para disponerme a funcionar

Mientras me alisto y después de un baño, me enciendo un cigarrillo con el fin de borrarle el escalde a la punta de mi lengua por el consumo en exceso de palabras en conserva del día anterior, con mis dedos sostengo un objeto distinto a la pluma que a través de su tinta, traza palabras que en letras capitales invocan conjuros para una aparición

Se me hace tarde, por lo menos para empezar desde temprano a ocuparme con veniales quehaceres y así consumirle cuanto antes el tiempo a la jornada, puedo escuchar desde ahora, cómo extraños intentan entablar conversación con éste esqueleto aletargado, mientras mi mente se ha quedado retozando en un colchón sin más hendiduras de las que han quedado marcadas por mí.


Hybris

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