martes, 11 de septiembre de 2012


Estoy exhausto, no por el trajín del día a día, ni por las citas o las largas horas frente a un monitor o mi continuo andar entre estaciones de autobuses, ni siquiera a ésta extraña sensación de sentirme un despatriado aunque solo cruce un par de límites estatales

Estoy agotado de éste clima, de este aire tan pesado, de ti nada, ni una brisa, me hastía éste lugar tan seco, tan parco y desquebrajado; Hay tanto silencio aquí que se vuelve estridente hasta el simple aleteo de una mosca

Según el protocolo en función se supone que no debería extrañarte, según el historial debería -dicen- más bien retozar e intentar retomar cualquier minuto que se me haya estado escapando entre las manos, se supone incluso que ni siquiera debería abrir un poco, que esto estaba cerrado a piedra y lodo, por lo menos para mí lo está, o eso es lo que le habré de contar a quien pregunte demasiado

Tengo tantas ganas de salir huyendo a cualquier parte, lejos, lo más lejos que mis pies aguanten, -dicen- que el agua de mar ayuda a curtir aquello que los días no pueden; Ponte en mi lugar diría, pero es tan incómodo aquí que ni yo mismo me aguanto a mi por demasiado tiempo

A duras penas va tomando rumbo el segundo día de un mes con lunas tan grandes, que prometen empujarme de la cama cada noche acercándome aún más al borde de un abismo, y a todo esto y si caigo qué? Seguirá siendo martes y seguirá siendo Octubre por lo menos hasta el treinta y uno

Esto no supone nada, más que el sacar un poco del aire que mantiene flote a éste globo en el que viajo, regresarlo a tierra, bajar un pie, después el otro

Continuar caminando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario