La Casa tiene ruidos, le crujen las puertas y escalones con el paso del eco de tacones altos, rumbas, sones y boleros que no acostumbro por mi propia cuenta; Aún le quedan tantas cosas dentro que no sé qué hacer con ellas, un gramófono que nunca he usado ni he averiguado todavía cómo es que funciona, una cámara con dos rollos intactos en blanco y negro, una bañera de mármol con garras de león fijadas al suelo, demasiadas cazuelas para un solo plato, muchos ganchos vacíos colgados en el closet, portaretratos desvestidos en las repisas y una hendidura huérfana agonizando en el cojín del sillón de la sala
La Casa tiene un buzón en la entrada que solo alberga cuentas por cobrar y promociones de tiendas departamentales según la temporada, le he ido pintando el número más grande con el paso del tiempo, quizá el cartero no sabe dónde poner también los recados; Dejo abiertas de par en par las ventanas por la noche, por si acaso ya ha olvidado cómo abrir la puerta sin tanto escándalo, solo dos personas saben el truco que tiene la cerradura, de ellos dos solo uno aún la habita y pudiera abrirla desde adentro cualquiera de estos días
La Casa sigue goteado aún después del temporal de lluvias, le suenan las tuberías con el frío y se le han ido cayendo de a poco las tejas al tejado, a los muros le sobreviven los clavos de dos cuadros que se llenaban entre si con los ojos los espacios en blanco, las cortinas se han ido ennegreciendo por el polvo y ya no dejan pasar la luz de luna; Cada mañana amanece tirado en el suelo un azulejo del baño y el espejo no refleja ni mi propia figura, a pesar de los desperfectos, hay un tragaluz que permanece intacto y permite ver las estrellas cuando se apagan las velas
La Casa no la vendo ni la arrendo por si acaso, no recibe visitas de paso ni tampoco me siento a esperar en los rincones a que vuelva su inquilina; La Casa ni siquiera sé si es que acaso también es mía, pero me he quedado a cuidar de ella como si así lo fuera, solo hasta el día en que se den cuenta y de ahí me saquen con los pies por delante y mis pertenencias puestas, o hasta que sepan cómo quedarse y traer de vuelta consigo lo que aquí había
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