jueves, 10 de diciembre de 2009

Centinela

Acostumbro a mirarla a través del espeso cristal de una ventana, desde el fondo de un vaso de cantina o detrás de unos anteojos de sol sin playa

A verla del otro lado de la acera, sorteando transeúntes mientras camina apresurada e inadvertida, la miro encapsulada en un par de catalejos, entretejida entre los hilos de una cortina, enmarcada en papel emulsionado con benzina

Hace tanto que la toco con los ojos, que mis manos han ido zurciéndose los labios, quedándose quietas, calladas, atentamente observando

Hybris

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